La prisión de la moda

Desde tiempos muy remotos, los cánones de belleza y las modas han condicionado al hombre y a la mujer. Se podría decir que incluso en la prehistoria ya existían los cánones de belleza, aunque estos no se acercan ni de lejos a los que tenemos hoy día. En esos tiempos, la mujer era bella y atractiva si se veía gorda y estéril, con grandes pechos y caderas. Se entendía que una mujer escuálida no podría traer tantos hijos al mundo como una obesa. La Venus de Willendorf, estatua de la prehistoria, muestra este tipo de mujer.

La industria de la moda y de la belleza nos muestra unos prototipos según sus expectativas, que nosotros, de una forma u otra, adaptamos a veces sin darnos cuenta y en ocasiones, por pura obligación. Los patrones de belleza que imponen estas empresas millonarias han creado, entre otros problemas, una gran prisión donde nadie puede escapar de sus celdas. Sigue leyendo